Esto empezó en Cartagena de Indias.
¿Cuándo? En 1865. Sí, hace más de 150 años.
Así nos convertimos en la primera gaseosa de Colombia y también de las primeras en el mundo.
¡Eey! Qué alegría nos dio cuando Carlos Román Polanco, nuestro creador, tuvo esta efervescente idea.
¿Quién era? Pues, te lo contamos. Primero, viajemos unos 30 años atrás.
Carlos Román Polanco era uno de los 12 hijos del patriarca don Manuel Román y Picón y doña Rafaela Polanco.
Don Manuel nació en España y cruzó el Atlántico en 1834. Mientras viajaba a Perú, su barco encalló en las afueras de Cartagena (también conocida como la Heroica) y aquí decidió quedarse.
Al venir de una familia dedicada a la farmacéutica, Román y Picón se mantuvo en este sector. Ahí fundó su primer establecimiento en Colombia, el 12 de enero de 1835.
Y a ese primer negocio familiar le llamó La Botica Román, aunque luego pasó a ser Laboratorios Román que aún se encuentra frente a la Universidad de Cartagena.
¡Pero Ajá! ¿Qué tienen que ver las gaseosas con la farmacia?
Ya verás, sigue leyendo.
De los 12 hijos que tuvieron don Manuel y doña Rafaela, la mitad continuó con el legado de la farmacia. Mientras que, tres de ellos (Henrique L., Carlos y Antonio) se asociaron creando la firma Román e Hijos en 1883 y compraron en Inglaterra una máquina de gaseosas.
Al tiempo, esta sociedad se disolvió y Carlos Román Polanco se quedó con las máquinas de gaseosas, ya que él las había operado desde sus inicios. En ellas desarrolló nuestra receta, la fórmula que nos llenaría de sabor, alegría y diversión años más tarde.
Nacimos con el nombre KOLA ROMÁN y lo llevamos tatuado en el corazón.
Y nuestro ADN es de un rojo escarlata con sabor avainillado y dulce. Esto es lo que somos, una gaseosa costeña con:
Un color que nos distingue y hace únicos
Un sabor que nos recuerda a nuestra tierra
Un dulzor que, sin importar donde lo probemos, siempre nos sabe a casa.
Por décadas, hemos acompañado a las familias colombianas en sus ocasiones especiales, al estar presente en sus mesas. Así, nos convertimos en una deliciosa tradición que nos mantiene unidos.
Viajamos de generación en generación, tomándonos la vida con alegría y diversión. Hasta que decidimos ir por más.
Llegó la década de 1920 y nos reinventamos, pero conservamos nuestra esencia.
Entre 1922 y 1934, Laboratorios Román invirtió en la modernización de las máquinas embotelladoras debido al incremento de la demanda. Asimismo, Henrique Pío Román y el químico Luis Carrillo trabajaron juntos para darle un toque más bacano a nuestro sabor, el mismo que conocemos hoy.
Con la modernización de nuestros equipos se reforzó aún más nuestra esencia y personalidad, manteniendo intacta la fórmula que te acompaña desde 1936.
¡Porque Ajá! Sabemos que la vida con alegría y una KOLA ROMÁN en la mano es más sabrosa. Además, con los años, nos hemos vuelto más frescos, dinámicos, auténticos, cercanos e innovadores. Nos hemos superado cada día para inspirarte y seguir construyendo juntos una relación de amistad.
De hecho, en 1970, como familia tomamos la decisión de asociarnos con una de las embotelladoras de gaseosas más grandes del mundo para que nuestra marca pudiera seguir creciendo.
Lo que permitió que nuestras plantas de Barranquilla y Cartagena se convirtieran en Industrias Román.
A partir de ese momento, destapamos el sabor de Colombia. El sabor de la amistad en cada botella.
Como ves, este camino lo hemos recorrido junto a ti.
Lo que nos mantiene unidos es esa alegría que también nos sabe a:
Tu KOLA ROMÁN es sinónimo de tradición, sabor, alegría y diversión. Así que siéntete libre de disfrutar, compartir y celebrar lo que hemos logrado juntos.
Porque fuimos los primeros que te enseñamos a disfrutar el sabor de lo bueno que hay en nuestra tierra. Y le pusimos ese toque dulce a cada momento de tu vida, trayendo de vuelta a tu mesa esas combinaciones que sacan sonrisas.
¡Eche! Que contagiamos a todos con nuestra sabrosura y alegría.
Gracias a tu fidelidad, somos la bebida que representa al Caribe colombiano. Esa que disfrutamos con nuestros platos típicos. La que también usamos como remedios caseros y que nos endulza la vida con nuestros postres tradicionales.
Porque no hay nada más cartagenero que una KOLA ROMÁN. Así que seguiremos haciendo historia.
Y a ti, ¿se te antoja una? Tómatela con alegría.
¡Qué empiece la diversión!